El lenguaje inicia el instante del nacimiento del bebé, la primera manifestación es el llanto, con el que nos comunica, la incomodidad de llegar a un medio hostil, en manipulación, temperatura y otros aspectos.
A medida que pasen los días y vayan madurando sus órganos sensoriales, tendrá la oportunidad de conectarse con el mundo. La primera persona con la que establece esta relación, será posiblemente con su madre. Si tiene la oportunidad de contar con todos los elementos necesarios para un desarrollo armónico, las etapas en su evolución irán cumpliéndose dentro de un tiempo determinado. Por supuesto que todos merecemos un rango de tolerancia, para que esto se cumpla.
A partir de ese momento debemos estar alerta a los progresos: físicos, del lenguaje receptivo y expresivo, etc.
Algunas señales de alerta nos ayudan a determinar si su desarrollo, no está cumpliendo etapas:
Si ves que algunas de estas, están presentes en tu niño, no entres en pánico, busca información, descarta cualquier duda de alteración sensorial, neurológica, funcional, etc.
Inmediatamente comienza a estimular el lenguaje receptivo y expresivo, considera siempre la importancia de la intervención temprana para solucionarlas. La plasticidad cerebral es mayor, los primeros años de vida.
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