¿Cómo Aprender a Controlar los Berrinches?

Todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido la oportunidad observar como un pequeño, en determinado lugar, se bota al suelo y realiza pataletas o comienza a pegar a sus padres o a cualquier persona que cruce por su lado.

Talvez sus experiencias han sido más directas, que implicaron, pasar momentos incómodos, con nuestros hijos. Como cuando vamos al supermercado y toman una funda gigante de caramelos o algún tipo de snack, que nosotros preferimos evitar en la alimentación o hacerlo de forma esporádica.

Quizás al entrar en un almacén de juguetes o simplemente, en la casa de los abuelos, tíos, incluso en la de otros niños: Observamos en ellos conductas como: el gritar, lanzar cosas, llorar como si estuviéramos lastimándolos. Todo este drama, por querer apoderarse de los juguetes de otros pequeños, de un dulce o quizás salir solo a la calle, en fin pueden ser muchos los, “motivos” que desencadenen esta actitud.

Nos preguntamos ¿por qué lo hacen? En ciertas ocasiones juzgamos sin considerar, las razones de este accionar.

Pueden ser varias, unas de tipo conductual, en el que el pequeño está acostumbrado a obtener lo que quiere con sólo tomarlo, y otras que pueden estar determinadas por el estado de ánimo de los pequeños, como: malestar, sueño, apetito, etc., causas que debemos reconocer en cada uno de ellos y podrían afectar de forma importante su conducta, otras podrían ser las alteraciones de tipo hormonal o químico, etc.

Para evitar en lo posible estos actos, debemos tomar ciertas medidas preventivas o desechar posibles factores desencadenantes, antes de llevarlos a cualquier lugar.

Es importante que el pequeño reciba la información necesaria sobre, el sitio al que irán, lo que encontrarán y que van a hacer, de igual manera lo que no pueden hacer: No podrá tomar nada, que la mami o el papi no tengan en lista.

Si a pesar de tener cubiertas todas las opciones, sucede uno de estos episodios, te sugerimos: Primero ármate de paciencia, guarda la calma.

No cedas, aunque sientas la presión, inicialmente del pequeño y de las personas que te rodean.

Si este episodio se prolonga, llévalo a un lugar apartado, dónde se tranquilice. Dile que regresarán cuando se sienta bien.

Una vez que des la instrucción, ignóralo, no exijas que se calme, ni des explicaciones, únicamente, lograrás extender la duración de su pataleta, vigílalo. No intervengas a no ser que intente lastimarse o a otro niño.

Debes ser firme, no te enojes, sabrá por tu expresión que no estás de acuerdo con esa conducta y que de esa manera no logrará nada.

Si pasado esto, observas que se tranquiliza y cambia su actitud, regresa, compra lo que necesitas y aprovecha para reforzar su actitud, felicítalo.

En el caso de los niños con autismo o trastornos del espectro autista, entendemos que no pueden comunicar adecuadamente, en forma oral (con palabras), sus necesidades o sentimientos. Al igual que con otros pequeños, ellos requieren información y quizás, más detallada y apoyada con imágenes visuales, como pictogramas, fotos, cuentos, en fin, cualquier herramienta que le informe sobre lo que sucederá. No saben que pretendemos de ellos, cómo desenvolverse. Muchos únicamente asocian eventos con actitudes (si hago un berrinche mamá cede).

No cedan ante requerimientos, pues cada vez que ellos no obtienen lo que quieren, recurren al llanto, al pataleo, etc., saben que así lo logran.

La firmeza es muy importante, comunícale que no te gusta lo que ha hecho y explícale el porqué. No tengas temor, deja que saque toda esa energía, puede ayudarle a tranquilizar, vigila que no se lastime. Permanece junto a él, no prestes atención directa. Modificar su accionar puede ser difícil y talvez un poco largo, pero le servirá para su adaptación social.

Los pequeños deben aprender desde tierna edad, los límites que tenemos, manejar éstos te evitará algunas contrariedades en el futuro.