A muchos padres les resulta difícil iniciar la comunicación con sus hijos más aún mantenerla. “Para que hablo a mi hijo si no me entiende o no me escucha”, es el comentario que escucho de ellos con mucha frecuencia. Sobre todo, de aquellos cuyos hijos han tenido algún tipo de lesión neurológica o sensorial.
Pero he podido observar que, esto también sucede en familias cuyos pequeños están en pleno proceso de adquisición del lenguaje. La necesidad de que su comunicación adquiera la claridad y fluidez lo más pronto posible, puede llevarnos a distorsionar o presionar un proceso que requiere tiempo y exposición permanente al idioma.
Entiendo que puede resultar frustrante, el hecho de que los pequeños emitan vocalizaciones o ruidos que no entendemos, al no lograr el objetivo de ser entendido, se irritan, lloran, etc.
Posiblemente la desesperación de esa determinada situación nos lleve a facilitar la comunicación. Recurrimos a gestos o señalamiento, como única herramienta segura, que logre enlazarnos en ese momento.
Recuerda ellos son extremadamente perceptivos, asocian actitudes, o eventos con resultados, se dan cuenta que al hacerlo obtienen lo que desean, lo que lo llevará con seguridad a omitir cualquier intento de vocalizar o copiar patrones lingüísticos que ha escuchado y esforzarse.
Si esto se prolonga, se inicia el fenómeno llamado Retraso del desarrollo del lenguaje. Las características, dependiendo del grado de afectación y determinado por el uso prolongado de esta actitud, traerá consecuencias a corto plazo, como la imposibilidad de comunicarse con la sociedad en la que ha nacido, no por carecer de capacidades físicas, sensoriales, etc. Sino por el simple hecho que no tener la oportunidad de intentarlo repetidamente.
No sabremos qué hacer, tendremos que recurrir a la intervención de profesionales, que nos asesoren en el trabajo a realizar.
Ante lo expuesto solo puedo decir “Es mejor prevenir que lamentar”.
Te doy a continuación Pautas que podrán evitar estas dificultades:
No niegues a tus hijos la posibilidad de intentarlo y quizás lograrlo, cuando son pequeños, no saben lo que les espera en el futuro. Los padres seremos los encargados de proporcionar las herramientas para que tenga éxito en su lucha. Son ellos los que determinarán el nivel al que llegarán, la estimulación y apoyo, no pueden detenerse.
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